Es difícil decantarse por cuál ha sido el caso de malos tratos más atroz que hayamos visto, pero sin duda el de Lupita es uno de los peores.
Según varios testigos, Lupita recibió palizas prácticamente desde que nació.
Pero todo el mundo guardó silencio durante años hasta el día de la paliza final, cuando los vecinos decidieron acudir a un veterinario para denunciar la situación del animal.
Para el veterinario estaba claro: si la yegua tenía alguna posibilidad de sobrevivir, sería en la Protectora.
Y ya lo creo que sobrevivió. No estoy segura de que la gente sea consciente de lo duro y peligroso que puede ser el trabajo en el albergue. Las curas diarias que tuvimos que hacerle fueron peligrosísimas. Pero se logró.
Se recuperó por completo de sus lesiones físicas, no así de las psicológicas… Ella sabe quiénes somos, que jamás le haremos daño, pero el humano, sencillamente, no le cae bien. Y hace tiempo que aprendimos a respetarlo.
No obstante, le encantan las zanahorias y estaría encantada de concederte el honor de venir a visitarla… ¡siempre que traigas una buena bolsa de zanahorias!