Charles Darwin no entendía por qué los pavos han conservado su hermosa cola, que, incluso, parece que entorpece el movimiento del animal. Con el tiempo descubrió que cuanto más vistosa y llena de “ojos” es la cola del pavo real, mayor atractivo tiene para las hembras de su especie, lo que garantiza su supervivencia.
Al ser humano parece encantarle “disponer” de ejemplares bellos en su entorno, como si eso otorgara cierta distinción, cierta elegancia. La realidad es que la mayoría de “dueños” de pavos reales no son bellos ni externa ni internamente. Al menos los que nosotras hemos conocido.
Nuestros primeros pavos reales fueron María y Niels, en honor a una encantadora pareja que conocimos al empezar nuestra andadura y que nos recomendaron actuar siempre con Amor.
Tenemos muchos pavos reales en nuestro Refugio, apadrínalos y ven a visitarlos. Los podrás ver corretear libres y felices por el recinto.