Es el fiel compañero de Baballoo, algo así como Don Quijote y Sancho Panza, siendo Baballoo el ingenioso hidalgo y Smallie, su leal escudero.
Forman una pareja noble y justa. Ambos fueron rescatados de una vida de miseria y abandono.
Ahora viven felices en Todos los Caballos del Mundo, pero echan de menos las caricias de un padrino que venga a verlos y les recuerde lo especiales que son.