Hace unos años Todos los Caballos del Mundo recogía principalmente animales viejos o gravemente enfermos, que ya nadie quería.
Con la crisis, la situación empeoró.
Grupos de animales jóvenes atravesaban (y aún hoy ocurre) las carreteras en busca de agua y comida.
Un día una persona nos llamó para comunicarnos que estaba al lado de una potrilla herida. La pequeña Hada, con apenas dos mesecitos, ya sabía lo que era el dolor.
Vivía junto a su madre en un basurero, al lado de la carretera, donde la pequeñita se clavó un hierro que le atravesaba una de sus manos. El veterinario nos explicó que la lesión era tan grave que, posiblemente, nunca volvería a andar bien.
Sin embargo, los milagros ocurren a diario en Todos los Caballos del Mundo y Hada, completamente recuperada, está esperando a una persona (“su” persona) que quiera apadrinarla y cuidar de ella como este ángel se merece.
¿Serás tú esa persona?