Clara es ahora la mulita que representa a todas los mulares con los que nos hemos encontrado a lo largo de los años. Todos con tres características comunes: inteligentes, fuertes y orgullosos. Nos miran (al humano) con desconfianza.
Si tenéis la oportunidad de leer algo sobre sus vidas, veréis que han sido usadas principalmente en los trabajos más pesados que el hombre no podía hacer. Hace muchos años, al menos, eran un instrumento importante para la agricultura y, por tanto, sus dueños, las trataban con cierto respeto. Con el paso de los años y la introducción de máquinas, las mulas se han quedado sin “trabajo” aparentemente. Sin embargo, el humano es tan creativo que las pone a arrastrar planchas de hormigón…
Clara tiene los cascos totalmente desformados posiblemente por el exceso de trabajo y carga.
Sus ojos han cambiado. Ya tiene claro que aquí nadie nunca más le hará daño. Sigue siendo orgullosa, así que cuando nos mira, lo único que nos suele preguntar es: “¿Y mis caramelos?”
¿Habéis escuchado alguna vez rebuznar a una mula? Si venís al Refugio, os sorprenderéis cuando Clara llama a su mami Concordia.
Apadrina. Salva una vida.