Es una poni adorable. Así de sencillo. Sin más.
Es un alma buena, generosa. Nunca tuvo un mal gesto ante el maltrato.
Cuando la rescatamos se sintió agradecida y ahora cuida de ella misma y de los suyos, de sus compañeros, como una gran maestra. A veces, recogemos algún poni que tiene peor carácter… y ella es capaz, con cariño y “pata” firme, de indicarle el buen camino.
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